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REGISTRO IMEX CASTILLA – LA MANCHA

El pasado 22 de septiembre dio lugar a la clausura del evento que reunió a 1.298 profesionales y empresarios de la región de Castilla –La Mancha.

El IMEX Castilla ha dado a Quabbala Abogados y Economistas, la oportunidad de conocer y de asesorar a interesantes e innovadores  empresarios, perfectamente aptos para la inserción en el mercado Asiático.

Compartimos algunas imágenes de los dos días del evento, tanto de nuestras mesas de Hong Kong, China y Singapur, cuanto de la conferencia impartida por D Rubén Garcia Quismondo, Socio Director de Quabbala:Hong Kong, base para negocios en la República Popular de China y la Cuenca Pacífica”.

QUABBALA EN IMEX ALCOY 2016

La edición de IMEX Alcoy, realizada en los días 10 y 11 de septiembre en Alicante, ha sido un éxito. Casi un centenar de profesionales y empresarios acudieron a las mesas redondas, conferencias y entrevistas.
 
Quabbala Abogados y Economistas ha tenido ocupada su mesa durante casi toda la jornada y ha conocido a empresarios conscientes y con el entusiasmo necesario para llevar a cabo un proyecto de internacionalización a los mercados asiáticos.

MERCADO ASIÁTICO – EXPORTAR EN LOS EXTREMOS – LA TRIBUNA CIUDAD REAL

Después de impartir la conferencia “Hong Kong, base para negocios en la República Popular de China y la Cuenca Pacífica”, en IMEX Castilla- La Mancha, Rubén García-Quismondo, Socio-Director de Quabbala Abogados y Economistas, habló con La Tribuna de Ciudad Real y el resultado está plasmado en el artículo del 25 de septiembre escrito por Hilario L. Muñoz.
 
Esperamos que disfruten de la lectura.
 
HILARIO L. MUÑOZ | CIUDAD REAL, 25 de septiembre de 2016 | La Tribuna de Ciudad Real
 
Con más de mil millones de euros exportados en lo que llevamos de año, la provincia de Ciudad Real vuelve a ser la que más vende fuera de España de Castilla- La Mancha. Los mercados parecen haberse acostumbrado al vino, al queso o a la tecnología ciudadrealeña. Sólo los caldos exportaron hasta julio por valor de 185 millones y 2016 va camino de convertirse en el año récord.
 
Como objetivos aparecen dos grandes mercados, ubicados cada uno de ellos en los extremos del mundo: China y EEUU. Dos espacios diferenciados. En uno campa a sus anchas el capitalismo, en el otro, es la llamada Economía Social de Mercado, capitalismo con tintes comunistas. Estas diferencias se remarcan cuando se acude al detalle de lo que piden sus consumidores al producto europeo.
 
«A priori, siempre que el producto sea bueno, hay que hacer el esfuerzo, invertir y mantenerlo a lo largo de los años porque lo van a acoger». Así lo explica Rubén García- Quismondo, socio director de Quabbala, quien impartió esta semana una conferencia sobre el mercado chino esta semana en Ciudad Real.
 
Para acceder a ese mercado, García-Quismondo recuerda lo enorme que es China. «Es un continente », expuso de forma gráfica, por lo que cualquier empresa que quiera empezar a vender en China debe plantearse acudir de forma local. «Voy a ir a Canton o a la ciudad de Guangzhou y a medida que me vaya iré viendo e iré ampliando ». A grosso modo, compara decir que se va a acudir a China con «un americano que llega a Europa y dice que va a invertir desde los Urales a Gibraltar». En su lugar, siempre indicará que va «a España, a Reino Unido a Ciudad Real, a ver cómo le va en España, y si va bien, irá avanzando».
 
En este sentido, explicó que el consumidor chino busca un producto en el que el continente es casi más importante que el contenido. «El producto será europeo, y es muy difícil hacerle entender si es de Bilbao o de Ciudad Real», y desde esa característica, debe tener «una calidad única» tanto en el etiquetado y en la caja, que acabe en una estantería de una tienda de gourmet. Así no se accede a todo el mercado, «pero los que pueden pagar, pagan el sobreprecio».
 
García-Quismondo explicó que para llegar al mercado del gigante asiático se tiene que confiar en un socio local. Una persona, normalmente en Hong Kong, que servirá de puerta de entrada para la venta de los productos. Este socio se debe plantear «a largo plazo», ya que costará acceder al mercado, y contar con los organismos públicos que están allí asentados.
 
EN EL CAPITALISMO. «Hay que adoptar la normativa y adaptar también el producto al gusto del consumidor», indicó Carmen Muñoz, de la Oficina en Nueva York del IPEX en Castilla-La Mancha. «Al norteamericano le gusta que se cuente la historia del producto» y todos los de Castilla-La Mancha «tienen mucha ventaja» por el pasado que hay a sus espaldas.
 
A partir de ahí, para llegar al otro extremo del Mundo occidental es necesario saber que hay colorantes prohibidos, aunque normalmente no afecta a los productos. No obstante, hay que recordar que EEUU es un estado federal y hay ciertas normas locales que pueden impedir la entrada de un producto concreto.
 
Para acceder allí no es necesario contar con un socio local como en China, basta con localizar una empresa de importación o lanzarse directamente mediante la implantación y desarrollo en el país. «El caso del vino sí que es necesario un importador, por un tema de licencias», recordó Muñoz.
 
La distribución de productos ciudadrealeños en EEUU está muy asentada con productos en todos los canales, desde el Whole Foods, un supermercado centrado en productos gourmets a tiendas especiales o supermercados, donde llega ya el queso manchego.
 
Este salto implica que ante tanta oferta de todo el mundo que hay en EEUU se hace necesaria presentarse con «algo original», sobre todo en el pack, un elemento que el consumidor americano valora mucho, explicó la integrante de la Oficina del IPEX en Nueva York.
 
La Tribuna Ciudad Real

ARTICULO SOBRE HONG KONG EN EMPRESA EXTERIOR

D. Rubén García-Quismondo, Socio Director de Quabbala Abogados y Economistas, una vez más nos brinda con sus reflexiones en un artículo publicado en el periódico digital Empresa Exterior el 13 de septiembre.
 
El artículo Hong Kong un ambiente amigable para los negocios, pero ya no tanto, intenta, según su propia descripción, condensar ventajas y desventajas, y el deterioro de las facilidades que siempre han caracterizado, pero que en buena medida se van deteriorando en detrimento de Hong Kong.

 

Empresa Exterior, 13 de septiembre de 2016
 
Hong Kong un ambiente amigable para los negocios, pero ya no tanto
 
Creo llegado el momento de ver con claridad la situación de Hong Kong, ya casi dos años, y que se encuentra revuelta por muchos factores, sean aquellos que afectan a las libertades de sus ciudadanos, con manifestaciones de paraguas que todos recordamos recientemente, acampadas…, sea porque el ambiente de negocios, está empeorando y en un ambiente internacional de competencia por captar inversores, sus atractivos se ven limitados, sea por los efectos que la fuerte desaceleración de la propia economía en el mainland, el resto de China.
 
Este artículo intenta condensar esas ventajas y desventajas, y el deterioro de las facilidades que siempre han caracterizado, pero que en buena medida se van deteriorando en detrimento de Hong Kong.
 
Vaya por delante que después de muchos años haciendo negocios en la zona, después de haber obtenido las ventajas de poder ayudar a las empresas internacionales, fundamentalmente españolas, a hacer sus negocios en HK y China, solo puede haber un agradecimiento, admiración y reconocimiento del ambiente que HK tuvo y, hasta ya cierto punto, tiene para hacer negocios, y digo tuvo, porque ha cambiado, y puede que para no volver.
 
Su increíble y amigable entorno de negocios, se está viendo cada vez más alterado, por un conjunto de factores, que individualmente no serían preocupantes, muchos menos si lo comparamos con el exceso regulatorio de los países muy desarrollados como EEUU, Europa, Japón, Corea, etc., pero que hacen que este territorio, haya tomado la dirección, en mi opinión, menos adecuada para continuar con su más que reconocida fama, justa, de lugar para hacer negocios en esta zona del planeta, y de la que todos estábamos encantados, admirados y agradecidos, pero que de continuar en el sentido actual, hará poco probable que, en muchos factores, permanezca en el lugar que ocupó, sin que por ello gane en particular otros factores de competitividad.
 
Hong Kong como dice el titulo sin duda fue y sigue siendo un lugar adecuado para hacer negocios, fundamentalmente en la zona del sudeste asiático, en el llamado pacific ring, cuenca del pacífico, y sobre todo con el resto del país al que pertenece, la República Popular China, del que es una región administrativa especial, lo que deriva de su pasado colonial reciente.
 
Amenazas y graves problemas para las empresas y ciudadanos
 
En resumen, diremos que si una empresa extranjera pequeña, mediana y también grande, quiere establecer su base en HK, creando una sociedad, y haciendo que ésta sea operativa, puede hoy día, considerando la apertura de una cuenta bancaria como un requisito básico para hacer negocios, tardar la friolera de entre tres y cinco meses y ni si quiera tener la seguridad de que dicha cuenta va a ser abierta, por tanto hoy día en estos términos de comparación internacional en el plazo de constitución de una sociedad y hacerla operativa, estaría en uno de los últimos lugares del mundo desarrollado, y no desarrollado también, y ¿Por qué?
 
Abrir una cuenta bancaria es una tarea dificilísima, que tarda meses, y que produce frustración mientras se solicita, y puede, en muchos casos acabar, en que se deniegue su apertura, pese a  ser empresas que llevan años haciendo negocios allí, años haciéndolos con el resto de China u otros países de la zona, ser empresas solventes, reputadas y con un buen hacer y curriculum de años o muchos años, o incluso en actividades novedosas, para cualquier empresa.
 
Como es de suponer para aquellas empresas pequeñas y medianas que pretenden establecer una filial o sucursal en el país para hacer negocios en el propio Hong Kong o en la República Popular China (en adelante China), u otros países de la zona se ha convertido en un obstáculo muy serio.
 
En resumen, entre el 80% y el 90% de las empresas españolas que de verdad hacen negocios en la zona,  se encontrarán con que abrir una cuenta que haga operativa su empresa en Hong Kong para desarrollar sus negocios en la zona, sea China u otros países,  deberán pagar como mínimo 200 euros, se abra o no la cuenta, verán retrasada su solicitud de apertura de cuenta entre dos o tres meses y más, o simplemente denegada dicha solicitud, les serán solicitados depósitos mínimos de 10.000, 50.000 euros, o la cantidad que el banco al que se solicite considere arbitrariamente oportuna, además, en algunos casos, con la obligación de mantener un saldo mínimo, y, por supuesto unos costes muy altos por transferencias, cambio de divisa, mantenimiento de cuenta, emisión de tarjetas bancarias o cualquier producto bancario, lo que ya era así de siempre, siendo sus costes bancarios similar a otros países desarrollados.
 
El conjunto de información que deberán aportar al solicitar la apertura de la cuenta bancaria será, con mucho, bastante más de la que el sentido común de los negocios,  y mucho más de la necesaria  legalmente establecida para hacer un control de comprobación de la naturaleza, propiedad del negocio, o del origen de los fondos que tiene la empresa, de forma que preparar la documentación simplemente para poder presentar la solicitud llevará en la mayoría de los casos semanas, y una vez preparada, la entrega y tramitación, más semanas, y la respuesta más semanas, y puede que la respuesta sea afirmativa, abren la cuenta, o negativa, denegando la apertura de la cuenta, sin razón alguna objetiva.
 
Nos podemos encontrar con que abrir una cuenta no tarde menos de entre 8 a 12 semanas, entre preparar la información a aportar, una vez constituida la sociedad en HK y dada de alta (como unos quince días desde que se dispone de la información adecuada) la fecha que nos darán desde la solicitud de la cuenta,  será semanas después , la entrega y análisis de la documentación aportada, para el compliance, será de semanas, en muchas ocasiones se nos vuelve a requerir información, en resumen dos,  tres, cuatro o más meses, y perfectamente nos sea denegada la solicitud de apertura sin razón aparente alguna, de manera muy educada y correcta.
 
Y todo ello siendo una empresa que lleve años o muchos años haciendo negocios, en muchos casos con negocios internacionales, ya no diremos si la empresa es de nueva creación, parece lógico que continuamente se creen nuevas empresas que, por tanto, no tendrán un curriculum que aportar, más allá de su novedoso proyecto de negocio, el capital aportado por sus socios, y el propio CV de sus promotores, su esfuerzo y dedicación, que como es normal es más que suficiente y habitual en el mundo de los negocios, y, la vitalidad, juventud y sangre necesaria para que una comunidad de negocios se mantenga actualizada, activa.

 

Puede ver RGQ-Hong-Kong-Empresa-Exterior el documento!

HONG KONG, UN PASO ATRÁS PARA LOS NEGOCIOS – EXPANSIÓN

D. Rubén García-Quismondo, Socio Director de Quabbala Abogados y Economistas, discurre sobre las dificultades encontradas por empresarios extranjeros que desean establecer su base en Hong Kong, en un artículo de opinión del periódico económico Expansión en la página 46.
 

Esperamos que disfruten de la lectura.
 

Expansión – Opinión, 6 de septiembre de 2016
 

Hong Kong, un paso atrás para los negocios
 

Creo llegado el momento de ver con claridad la situación de Hong Kong, que tras dos años, se encuentra revuelta por muchos factores, sean aquellos que afectan a las libertades de sus ciudadanos, con manifestaciones de paraguas que todos recordamos recientemente, acampadas…, sea porque el ambiente de negocios está empeorando y, en un ambiente internacional de competencia por captar inversores, sus atractivos se ven limitados, sea por los efectos que la fuerte desaceleración de la propia economía en el resto de China.
 

Para hacer negocios, si una empresa extranjera pequeña, mediana y también grande, quiere establecer su base en Hong Kong, creando una sociedad, y haciendo que ésta sea operativa, puede hoy día, considerando la apertura de una cuenta bancaria como un requisito básico para hacer negocios, tardar la friolera de entre tres y cinco meses y ni si quiera tener la seguridad de que dicha cuenta va a ser abierta. ¿Por qué?
 

Abrir una cuenta bancaria es una tarea dificilísima, que tarda meses, y que produce frustración mientras se solicita, y puede, en muchos casos acabar, en que se deniegue su apertura, pese a ser empresas que llevan años haciendo negocios en Hong Kong, en el resto de China u otros países de la zona. Entre el 80% y el 90% de las empresas españolas que de verdad hacen negocios en la zona, se encontrarán con que abrir una cuenta que haga operativa su empresa en Hong Kong para desarrollar sus negocios en la zona, sea China u otros países, deberán pagar como mínimo 200 euros, se abra o no la cuenta, verán retrasada su solicitud de apertura de cuenta entre dos o tres meses y más, o simplemente denegada dicha solicitud, les serán solicitados depósitos mínimos de
10.000, 50.000 euros, o la cantidad que el banco al que se solicite considere arbitrariamente oportuna.
 

Nos podemos encontrar con que abrir una cuenta no tarde menos de entre 8 a 12 semanas, entre preparar la información a aportar, una vez constituida la sociedad en Hong Kong y dada de alta (como unos quince días desde que se dispone de la información adecuada) la fecha que nos darán desde la solicitud de la cuenta, será semanas después , la entrega y análisis de la documentación aportada, para el compliance, será de semanas, en muchas ocasiones se nos vuelve a requerir información, en resumen dos, tres, cuatro o más meses, y perfectamente nos sea denegada la solicitud de apertura sin razón aparente alguna, de manera muy educada y correcta.
 

Qué duda cabe que hoy día debido a las comprobaciones derivadas de la normativa bancaria propia, así como de prevención del blanqueo de capitales (AML en inglés; Anti Money Laundering), los bancos deben hacer
las debidas comprobaciones por el riesgo y responsabilidad que se les ha impuesto en su negocio y que siendo una empresa internacional, que no lo olvidemos vienen a invertir y hacer negocios en Hong Kong, como en cualquier país del mundo, el desconocimiento sobre las actividades de dicha empresa y la información, por tanto, a requerir es mayor que si fuera una empresa local. Pero eso pasa en casi todas las ciudades del mundo: Londres, Fráncfort, Madrid, Nueva York, Singapur… Aunque por supuesto no pasa lo que hoy día vivimos en Hong Kong.
 

También es cierto que esta zona del mundo, los Tycons de Hong Kong y sus monopolios, duopolios u oligopolios en sectores relevantes desde el inmobiliario, las finanzas, la distribución comercial, la logística… en línea similar a sus hermanos Chaebols de Corea, Kairetsu de Japón o grandes conglomerados públicos de la propia China, nunca han facilitado la entrada de operadores relevantes de otros países, simplemen
te digamos que la normativa de la competencia en Hong Kong, se reguló reciente e increíblemente, después de más de una década de tramitación, y después de que la propia China lo regulara, atrás quedaron los tiempos en que la regulación venía de Londres, dejando en manos de un gobierno local, y no de Pekín, fuertemente presionado, una regulación de sectores y operadores con mucho poder económico.

 

Por tanto algo tan simple como la actividad de los bancos, está sometiendo a una tensión exagerada la competitividad de los negocios en Hong Kong. ¿Será el Gobierno de Hong Kong capaz de gestionar el problema? Esperamos, los que de verdad sentimos admiración y cariño por Hong Kong, para aquellos que ha sido parte de nuestras vidas, que así sea y que no se vea realmente como debería estar hoy día, en uno de los últimos lugares del mundo para poner en marcha un negocio.

ESPAÑA TIENE QUE PELEAR POR LA INVERSIÓN CHINA QUE HUYE DEL ‘BREXIT’

En entrevista al periódico aragonés  Heraldo de Aragón el pasado domingo 10 de julio, D. Rubén Garcia-Quismondo, Socio Director de Quabbala Abogados y Economistas nos brinda una vez mas con su conocimientos acerca del mercado asiático y en esta ocasión discurre acerca de los efectos del traslado de las inversiones chinas tras el ‘brexit’.
 

 
Heraldo de Aragón, 10 de julio de 2016
 
España tiene que pelear por la inversión china que huye del ‘brexit’
 
¿España debería hacer más por atraer inversión china?
 
Sin ninguna duda. El esfuerzo que se hace no es suficiente. De hecho, ahora con el ‘brexit’ seguro que se desplaza inversión china hacia otros países europeos y España debería estar ya peleándoselo. Ya la pasada semana el alcalde de Milán estaba promocionando su ciudad como emplazamiento para inversiones que se tengan que desplazar. Eso mismo debería estar haciendo el Gobierno español y tener ya un comité creado sobre el ‘brexit’ tratando de captar el desplazamiento de capital e inversión china que seguro, repito, se va a producir. Por ejemplo, el mercado de bonos emitidos en euros. Por más que Londres pretenda quedárselo, después del ‘brexit’, es imposible. Y ya se ha abierto la carrera.
 
 ¿Y cree que mucho capital chino también saldrá de la City?
 
Estoy convencido. Por ejemplo, si soy fabricante chino de automoción y me planteaba hacer una fábrica en Liverpool, esa inversión no la voy a acometer porque no sé que pasará en el Reino Unido en los próximos años y si habrá aranceles o no. A los chinos les interesa el mercado europeo –que es de más de 500 millones de consumidores, 450 sin el Reino Unido–, y por tanto, Zaragoza es actualmente mejor emplazamiento que cualquier ciudad británica. El Gobierno de Aragón lo debería estar moviendo ya.
 
¿Es imprescindible que la ruta de la seda pare en Zaragoza para posicionarnos mejor?
 
Desde luego, esa ruta por ferrocarril que conecta Madrid con la capital de Xinjiang es una buena herramienta. Con su macro proyecto ‘one road, one belt’, (una ruta, un cinturón) el Gobierno de la República Popular China pretende unir Asia vía terrestre y marítima con las principales potencias económicas. Somos dos continentes, pero en realidad el asiático y europeo son uno solo, Eurasia. Sus conexiones físicas
siempre han existido y se quieren potenciar. Desde luego, España ha de aprovechar la oportunidad que eso representa para que muchos productos perecederos que hoy en día es imposible lleguen a China, se vendan allí. Es clave para nuestro sector agroalimentario, muy competitivo.
 
¿Y Zaragoza tendría que subirse a ese tren? 
 
Por supuesto. Aprovecharía más así todo el potencial logístico que tiene, pero como sabe, siempre en estas infraestructuras, hay mucha disputa por ver dónde paran. Y como lo esencial es acortar plazos de entrega para que la mercancía llegue en el menor número de días posibles, esas paradas tienen que estar muy justificadas.
 
¿Qué productos aragoneses se conocen en China? 
 
Yo tengo oficina en Hong Kong y puedo decirte que allí se bebe vino del Somontano. También de La Rioja y del Priorato catalán. El consumidor de Hong Kong es muy sofisticado. Tiene unos gustos muy occidentales y por la calidad prefieren lo que viene de Europa que de la propia China. Aunque parezca mentira, eligen importar huevos españoles antes que de China que está a 10 kilómetros, porque no se fían de la calidad de los huevos chinos. También te digo que es un mercado muy duro. Los operadores no son muchos y están muy agrupados. Son casi oligopolios con un gran poder de negociación frente a las empresas españolas que al no tener un tamaño muy grande, ven debilitado ese poder.
 
¿Y en industria de automoción?
 
En China está presente mucha industria auxiliar como Ficosa, Grupo Antolin o Gestamp. Algunos de ellos son proveedores en Aragón de General Motors España y allí trabajan también para plantas que este constructor y otros como Volkswagen tienen en el país. ¿Está bien posicionada la marca España en China? No, definitivamente no. Ha mejorado algo su posición en los últimos años, pero el esfuerzo por estar allí ha de ser mucho mayor.
 
Pese a su menor crecimiento, es clave estar en China, ¿no?
 

Así es. Es la segunda economía del mundo. Pese a que ahora está padeciendo una crisis, sigue creciendo y a un ritmo del 6,5%, que es el doble del previsto para España. Las oportunidades de negocio de nuestro país allí son enormes y España tiene que estar al igual que en Estados Unidos o Alemania. Nuestra exportación a China no llegará a un 0,5% o sea tenemos un recorrido altísimo. Se podría tri
plicar para llegar al nivel de exportación que por tamaño país nos corresponde. Hay que hacer el esfuerzo. Adaptarse nuestro producto a los gustos chinos y entender su mercado, estratégico para entrar en todo Asia-Pacífico.
 

¿Se hace lo suficiente desde el Gobierno y las empresas?
 

No. Hay que ser constante. No sirven visitas de repente cada dos años, que llega allí una gran delegación que luego se olvida de China. Tendríamos que hacer como
Alemania que ya ha establecido visitas bilaterales con los líderes chinos cada seis meses. Y, ¿cómo podemos competir? Desde luego, no por precio. La marca España debería estar asociada a calidad, diseño, innovación y en el sector alimentario, a la seguridad. Es decir, que el cliente sea consciente de que está pagando más que al competidor chino pero que ese sobreprecio se justifica por una calidad superior certificada.

 

M. LLORENTE
 
Pulsa aquí para ver el artículo entero.

BREXIT DE CARA A LAS FUSIONES BANCARIAS – OK DIARIO

Articulo de OK Diario con la colaboración de Rubén García-Quismondo, Socio Director de Quabbala Abogados y Economistas, compartiendo sus conocimientos acerca del tema: las consecuencias del Brexit en la fusión de entidades financieras españolas.

 

Ok Diario,

  • Antonio José Chinchetru
  • 07/07/201620:34

Sabadell, único banco afectado por el Brexit de cara al baile de fusiones bancarias
 
El presidente del Sabadell, Josep Oliu, dijo este fin de semana que el Brexit va a dificultar el baile de fusiones bancarias en España que se prevé para después de que se conforme un nuevo Gobierno. Sin embargo, los analistas minimizan el efecto que pueda tener sobre este proceso el resultado del referéndum y señalan a la entidad catalana como la única a la que le puede repercutir de forma negativa.
 
Leopoldo Torralba, analista senior de Arcano Valores, ha dicho a OKDIARIO que la conformación de un nuevo Gobierno va a tener una mayor influencia que el Brexit. Ha recordado que los reguladores están presionando para que haya fusiones bancarias para elevar la rentabilidadde las entidades a través de sinergias y ahorro de costes. Descarta que el motivo de las adquisiones vayan a estar motivadas por urgencias de liquidez porque “la banca española está razonablemente bien capitalizada”.
 
Señala que la victoria del Brexit genera una incertidumbre macroeconómica a nivel global. “Esto hará que seguramente los tipos de interés se mantengan bajos durante más tiempo, lo que quiere decir que la rentabilidad de la banca se va a ver afectada negativamente durante un periodo más largo”, ha señalado Torralba. Un efecto puede ser que los reguladores aumente su presión para que se produzcan determinadas fusiones, por lo que puede haber un mayor impulso al proceso.
 
Ha señalado que sobre el banco de Oliu sí puede tener un efecto negativo para entrar en el juego: “Si antes del Brexit el Sabadell no lo tenía fácil para realizar adquisiciones por su tamaño, ahora lo va a tener peor porque le va a restar unas décimas de solvencia”. Esto le afectaría incluso también para ser adquirido por otros.
 
Ruben García-Quismondo, de la empresa de administradores concursales en España, Reino Unido y Hong-Kong Quabbala Abogados & Economistas y socio de la Asociación Profesional de Administradores Concursales (ASPAC), también resta importancia al impacto de la salida de la UE por parte del Reino Unido. De hecho, cree que se tratará de un proceso muy largo que no concluirá en un Brexit total y se buscará la manera de que Gran Bretaña quede dentro aunque parezca que sale.
 
Considera que el Sabadell no está en condiciones de afrontar el proceso de fusiones con intención de comprar. García-Quismondo señala: “Ya tiene bastante con lo que tiene en Reino Unido con TSB. Es un banco con licencia escocesa y en plena transformación para transformarlo de una entidad especializada en hipotecas a uno más parecido a como es Sabadell en España, con un modelo de negocio más orientado a negocios y la mediana empresa”.
 
Ambos analistas consideran que la nueva situación en Reino Unido no va a influir de forma negativa al Santander la hora de afrontar el baile de fusiones, en el que los dos descartan que vaya a tener un papel de entidad absorvida. Torralba señala: “El Brexit afectará a su solvencia y puede que tenga menos músculo para llevar adelante adquisiciones, pero tiene el tamaño suficiente como para quedarse con alguna otra de cualquier manera. Es el único junto con CaixaBank y BBVA en condiciones de hacerlo”.
 
El analista de Arcano Valores cree que el Brexit puede ser incluso un revulsivo para que el banco de Ana Botín se lance con mayor convencimiento al baile. “Podría incentivarle a adquirir otras entidades en España para diluir el peso de su banca en Reino Unido, pero tampoco es un cambio cuantitativo relevante con lo que había antes del referéndum”, señala.
 
García-Quismondo cree que la nueva situación “no le quita a Santander opciones de adquirir entidades más pequeñas”, pero descarta el efecto incentivador del Brexit: “No veo porqué tiene que diluir el Santander el peso de su banco en Reino Unido. Es uno de los cuatro grandes bancos en Gran Bretaña y su negocio está basado en el propio país”.

 

Le facilitamos el enlace para que pueda acceder al articulo completo:

Ver aquí el artículo.

BREXIT – UN CALLEJÓN SIN SALIDA – ARTICULO EN EXPANSIÓN

Ha llegado el día del referéndum generador de incertidumbre e inestabilidad en los mercados mundiales.
 
D. Rubén García-Quismondo, Socio Director de Quabbala Abogados y Economistas, discurre sobre el Brexit en un artículo de opinión del periódico económico Expansión en la página 54.
 
Esperamos que disfruten de la lectura.
 

 
Expansión, Opinión – 23 de junio de 2016
 
UN CALLEJÓN SIN SALIDA
 
La salida del Reino Unido de la UE, si triunfara el Brexit, se produciría en el plazo de dos años. Por tanto nos encontramos con la democracia característica británica, en la que los miembros del mismo partido, sea el conservador o el laborista, mantienen posiciones enfrentadas en público a favor y en contra de la permanencia en la UE. Y un debate que trata de polarizar a la sociedad, frente a un avance del populismo de extrema derecha que resta votos al partido conservador, cuyo primer ministro ha convocado este irresponsable y derrochador referéndum, por no gestionar adecuadamente el euroescepticismo dentro del propio partido conservador, y el incremento inevitable de la extrema derecha y la xenofobia que se está generalizando en el norte de Europa, frente al populismo rampante de extrema izquierda del sur de Europa.
 
Hay distintas sensibilidades dentro de los países que constituyen el Reino Unido. En Escocia son mayoritariamente favorables a la permanencia, mientras que en Inglaterra la opinión está muy dividida, y lo mismo sucede en los otros dos países que lo componen: Irlanda del Norte y País de Gales. De los 64 millones de habitantes del Reino Unido, más de 53 viven en Inglaterra, un 85% de la población. Hablando sólo de Inglaterra, no del Reino Unido, las opiniones están muy divididas, ya que en Londres se es mayoritariamente favorable a la permanencia, mientras que en otras regiones la división es mucho mayor.
 
El primer punto que debemos destacar es que de salir un resultado favorable a la salida de UE, esta no se produciría de forma inmediata, sino en el plazo de dos años que se ha establecido para negociar su salida. Sus consecuencia económicas, jurídicas, internacionales, etc. serían tan importantes para el resto de la UE y Reino Unido, que se debería producir una larga negociación que llevará a la desconexión del Reino Unido del resto de la UE como Estado miembro, pero no de todos sus tratados.
 
Pese a los aproximadamente 15.000 millones de euros que el Reino Unido aporta neto al resto de la UE, las consecuencias, en balance, serían negativas para la economía británica, aun no siendo desastrosas en el corto plazo, sí lo serían en el medio y largo. La pérdida de importancia relativa del Reino Unido a nivel global, y en la UE en particular, sería extrema; pasaría a ser un miembro poco relevante de la comunidad internacional sin remedio, compuesta por grandes países o bloques; UE, EEUU, China e India, formando Reino Unido parte del resto, con una cada vez e inexorable menor importancia, tanto estratégica, como económica, militar y, por supuesto, política.
 
Los favorables al Brexit ven el mundo de color de rosa: no estar en la UE pero beneficiarse de su mercado de bienes y servicios. Este punto es uno de los que gusta menos en Reino Unido. El aluvión de normativa de la UE, que en su mayor parte no es objeto o no puede serlo, del llamado Opting out (cláusula de excepción) por el que el país puede decidir, en determinados casos, si una normativa de la UE, directiva, es o no aplicable a su territorio. Es el caso de buena parte de las directivas relacionadas con los llamados derechos sociales, en concreto la regulación del mercado de trabajo, derechos sindicales, etc. Esto no quiere decir que los británicos no tengan derecho del trabajo o sindicatos, que por supuesto los tienen, y muy detallados, pero en algunas ocasiones con menores requisitos, o burocracia que muchos de ellos dirían, que el resto de la UE.
 
Como tampoco gusta y, por tanto, está siendo muy debatido estos días, la llamada burocracia europea (más del 80% del desarrollo legislativo de cualquier país de la UE procede de Bruselas, sea por la transposición a derecho interno de directivas, o para la aplicación como norma interna de los reglamentos aprobados por la Comisión Europea), ajena, hasta cierto punto, a los principios democráticos, por el llamado déficit democrático de la UE, que regula sin un control más directo de un parlamento nacional y, hasta cierto punto, sin tener en cuenta la elección democrática de la población, que es algo especialmente sensible en el Reino Unido, por la fuerte influencia política y económica del liberalismo, y por su refinada y desarrollada democracia participativa. El Reino Unido, no olvidemos, tiene una larga tradición de no pertenencia a tratados de la UE, no sólo por el Opting out mencionado, sino por no estar integrado en el euro; por no haberse adherido al Tratado de Schengen, manteniéndose las fronteras en la entrada de ciudadanos del resto de la UE en Reino Unido y del Reino Unido en el resto de la UE. Algo que también ocurre en otros países como Suecia o Dinamarca, porque no quieren, o en países que no cumplen los requisitos económicos y financieros, como la mayor parte de los países del Este. Otro caso es el de Suiza, que pertenece a Schengen pero no a la UE.
 
Y aquí surge otra fuente de debate en el Reino Unido: ¿Pueden dejar de ser miembros de pleno derecho de la UE, como ya no lo son de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), al no tener el euro como moneda, pero firmar un tratado de libre comercio con el resto de la UE? Incluso el extremo: ¿Podrían, como Noruega, aportar fondos a la UE, y aplicar aquellas directivas que consideren beneficiosas, pero no estar obligados? Soy de los que piensan que el Brexit no sucederá.
 
Rubén Garcia-Quismondo, Socio Director de Quabbala, Abogados y Economistas.

 

Ver artículo aquí.

CONSECUENCIAS DE UN POSIBLE BREXIT EN VOZPÓPULI Y EMPRESA EXTERIOR

Compartimos el articulo de Rubén García-Quismondo, Socio Director de Quabbala Abogados y Economistas, publicado en Vozpópuli y en Empresa Exterior el 12 y el 15 de junio respectivamente, acerca de uno de los titulares mas recurrentes y polemicos en la economia actual: CONSECUENCIAS DE UN POSIBLE BREXIT.
 
Esperamos que disfruten de la lectura.
 
Empresa Exterior, 15 de Junio de 2016
 
Qué ocurriría si se produjese un posible Brexit
 
Por Brexit entendemos la posible salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) como miembro de pleno derecho, como resultado del referéndum que se celebrará en el país el próximo 23 de junio.
 
Miembros muy relevantes del Partido Conservador en el Gobierno, los Torys, están a favor de la permanencia del Reino Unido, entre ellos el propio Primer Ministro, David Cameron, que está haciendo una intensa campaña a favor de la permanencia en la UE. Pero también destacados miembros de dicho partido, como por ejemplo el paradigmático ex alcalde de Londres, Boris Johnson, que prácticamente está liderando la campaña en contra dentro del partido conservador. En el partido laboralista, Labour Party, hay defensores y detractores, empezando por el apoyo dubitativo a la permanencia en el UE que le presta su nuevo líder, Jeremy Corbyn, aunque en el partido laborista la salida de la UE nunca ha tenido muchos defensores y ha sido una cuestión minoritaria.
Qué duda cabe que este debate interno de Reino Unido está sirviendo para que toda la UE reflexione sobre sus vínculos con ésta, aunque no hay ningún país que realmente se esté planteando su permanencia, excepto la rica y minúscula Dinamarca, que por razones obvias no tendría la relevancia del Reino Unido, la segunda potencia económica de la UE, seguida muy de cerca por Francia, que supera en población al Reino Unido, pero no en importancia económica.
 
La consulta sobre el Brexit sucede al mismo tiempo que en el norte de Europa se multiplican los populismos de extrema derecha, Austria el más reciente, pero también Alemania, Holanda, Finlandia. En el sur, crecen los populismos de extrema izquierda, España, Italia, Portugal y Grecia. En Francia avanza el Frente Nacional. También en Reino Unido se está produciendo un movimiento similar, con el incremento del UKIP, un movimiento de extrema derecha, con tintes xenófobos, ajeno a la tradición británica de tolerancia y democracia, pero que está aumentando su influencia en las elecciones que se celebran, sobre todo a nivel municipal y regional.
 
La salida del Reino Unido de la UE, si triunfara el Brexit, se produciría en el plazo de dos años
 
Por tanto nos encontramos con la democracia característica británica, en la que los miembros del mismo partido, sea el conservador o el laborista, mantienen posiciones enfrentadas en público a favor y en contra de la permanencia en la UE. Y un debate que trata de polarizar a la sociedad, frente a un avance del populismo de extrema derecha que resta votos al partido conservador, cuyo primer ministro ha convocado este irresponsable y derrochador referéndum, por no gestionar adecuadamente el euroescepticismo dentro del propio partido conservador, y el incremento inevitable de la extrema derecha y la xenofobia que se está generalizando en el norte de Europa, frente al populismo rampante de extrema izquierda del sur de Europa.
 
Hay distintas sensibilidades dentro de los países que constituyen la unión, el Reino Unido. En Escocia son mayoritariamente favorables a la permanencia, mientras que en Inglaterra la opinión está muy dividida, y lo mismo sucede en los otros dos países que lo componen: Irlanda del Norte y País de Gales. De los 64 millones de habitantes del Reino Unido, más de 53 viven en Inglaterra, un 85% de la población. Hablando sólo de Inglaterra, no del Reino Unido, las opiniones están muy divididas, ya que en Londres se es mayoritariamente favorable a la permanencia, mientras que en otras regiones la división es mucho mayor.
 
El primer punto que debemos destacar es que de salir un resultado favorable a la salida de UE, esta no se produciría de forma inmediata, sino en el plazo de dos años que se ha establecido para negociar su salida. Sus consecuencia económicas, jurídicas, internacionales, etc. serían tan importantes para el resto de la UE y Reino Unido, que se debería producir una larga negociación que llevará a la desconexión del Reino Unido del resto de la UE como Estado miembro, pero no de todos sus tratados. Pese a los aproximadamente 15.000 millones de euros que el Reino Unido aporta neto al resto de la UE, las consecuencias, en balance, serían negativas para la economía británica, aun no siendo desastrosas en el corto plazo, sí lo serían en el medio y largo. La pérdida de importancia relativa del Reino Unido a nivel global, y en la UE en particular, sería extrema; pasaría a ser un miembro poco relevante de la comunidad internacional sin remedio, compuesta por grandes países o bloques; UE, EE UU, China e India, formando Reino Unido parte del resto, con una cada vez e inexorable menor importancia, tanto estratégica, como económica, militar y, por supuesto, política.
 
En esos dos años de periodo transitorio, se deberían plantear la devolución de la capacidad de negociación del Reino Unido de tratados internacionales, una de las pocas competencias exclusivas de le UE, junto con el derecho de la competencia. Más del 80% del desarrollo legislativo de cualquier país de la UE procede de Bruselas, sea por la transposición a derecho interno de directivas, o para la aplicación como norma interna de los reglamentos aprobados por la Comisión Europea.
 
Los favorables al Brexit ven el mundo de color de rosa: no estar en la UE pero beneficiarse de su mercado de bienes y servicios
 
Este punto es uno de los que gusta menos en Reino Unido. El aluvión de normativa de la UE, que en su mayor parte no es objeto o no puede serlo, del llamado Opting out (cláusula de excepción) por el que el país puede decidir, en determinados casos, si una normativa de la UE, directiva, es o no aplicable a su territorio. Es el caso de buena parte de las directivas relacionadas con los llamados derechos sociales, en concreto la regulación del mercado de trabajo, derechos sindicales, etc. Esto no quiere decir que los británicos no tengan derecho del trabajo o sindicatos, que por supuesto los tienen, y muy detallados, pero en algunas ocasiones con menores requisitos, o burocracia que muchos de ellos dirían, que el resto de la UE.
 
Como tampoco gusta y, por tanto, está siendo muy debatido estos días, la llamada burocracia europea, ajena, hasta cierto punto, a los principios democráticos, por el llamado déficit democrático de la UE, que regula sin un control más directo de un parlamento nacional y, hasta cierto punto, sin tener en cuenta la elección democrática de la población, que es algo especialmente sensible en el Reino Unido, por la fuerte influencia política y económica del liberalismo, y por su extrema, refinada y desarrollada democracia participativa.
 
El Reino Unido, no olvidemos, tiene una larga tradición de no pertenencia a tratados de la UE, no sólo por el Opting out mencionado, sino por no estar integrado en el euro, -permanece la libra esterlina-; por no haberse adherido al Tratado de Schengen, manteniéndose las fronteras en la entrada de ciudadanos del resto de la UE en Reino Unido y del Reino Unido en el resto de la UE. Algo que también ocurre en otros países como Suecia o Dinamarca, porque no quieren, o en países que no cumplen los requisitos económicos y financieros, como la mayor parte de los países del Este. Otro caso es el de Suiza, que pertenece a Schengen pero no a la UE.
 
Y aquí surge otro fuente de debate en el Reino Unido: ¿Pueden dejar de ser miembros de pleno derecho de la UE, como ya no lo son de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), al no tener el euro como moneda, pero firmar un tratado de libre comercio con el resto de la UE? Incluso el extremo: ¿Podrían, como Noruega, aportar fondos a la UE, y aplicar aquellas directivas que consideren beneficiosas, pero no estar obligados?
 
Soy de los que piensan que el Brexit no sucederá
 
Los favorables a la salida de la UE ven el mundo de color rosa: no estar en la UE, pero sí beneficiarse de su mercado de bienes y servicios. Eso sí, sin dar libertad de establecimiento o circulación, o al menos limitarla, como de hecho ya han conseguido con el último paquete negociado por David Cameron con el resto de la UE, antes del referéndum, y del que, por cierto, ya casi nadie habla.
 
La salida supondría la renegociación de la libre circulación de servicios y mercancías, así como la aplicación o no y en qué nivel, de aranceles aduaneros; normativas que podrían impedir el comercio internacional (barreras no arancelarias) sean técnico sanitarias, o de homologaciones técnicas. Y no olvidemos los efectos jurídicos de no pertenecer a la UE a los que se verían sometidos los despachos de abogados de la City y el resto del Reino Unido, ya que las sentencias de los juzgados y tribunales británicos ya no serían obligatoriamente reconocidos por el resto de los países miembros, como sentencias de un país miembro de la UE y, por tanto, de obligado cumplimiento en otro país de la UE, en aplicación del Reglamento Roma y Bruselas I. Esto supondría un durísimo golpe a los acuerdos sometidos a la Ley inglesa, tan comunes en acuerdos de refinanciación, acuerdos en emisión de deudas, fusiones y adquisiciones, paquetización de activos y pasivos, etc. Y que son una fuente inmensa de riqueza para los despachos y entidades financieras del Reino Unido, que vienen realizando una labor de extensión de sus leyes, a pesar de los inmensos costes jurídicos de la City. Los operadores económicos de otros estados miembros, empresas, ciudadanos e instituciones, perderían una gran seguridad jurídica al reconvertirse un derecho completamente ajeno al acervo comunitario.
 
En resumen el daño reputacional a los agentes económicos, a la seguridad jurídica de los negocios jurídicos, los efectos sobre el libre establecimiento, la libre circulación de bienes y servicios, el libre establecimiento, la vuelta a los aranceles u otros tipos de barreras no arancelarias de todo tipo de normativa, la necesidad de volver a renegociar acuerdos internacionales, serían tan severas e incalculables, que son prácticamente imposibles de cuantificar y delimitar. Si triunfara el Brexit, quedarían por delante dos años de arduas y agotadoras negociaciones.
 
Por tanto, si uno va desgranando las desastrosas consecuencias económicas, financieras y legales, sólo puede llegar a la conclusión de que en esos dos años el Reino Unido volvería a renegociar una incorporación a medida del país en la UE, de la que los euroescépticos pretenden obtener una ventaja económica y de influencia. Es un debate populista, de los acostumbrados en la UE en los últimos tiempos.
 
Todavía hay muchos británicos que vivieron el fin del Imperio, entre ellos su Majestad la Reina
 
Es una vuelta a añoranzas imperialistas, todavía vivas en la psique de buena parte de la élite británica conservadora, y no tan conservadora, que no se hace a la completa idea de la inevitablemente pérdida de influencia a la que está sometida la propia UE, y, por supuesto, cada uno de sus grandes Estados miembros, grandes potencias estratégicas, políticas, económicas, y culturales del pasado muy reciente, todavía hoy con mucha más influencia de la que se prevé tendrán, y que sólo en el marco de la propia UE, a través de ella y de hacer valer sus opiniones dentro de ésta, puede y podrán recuperar parte de dicha influencia.
 
Soy de los que piensa que no sucederá, los británicos en su mayoría no votarán a favor del Brexit, aun siendo un resultado muy reñido. El pueblo británico es cultivado e independiente, brillante en muchos aspectos, que no se deja arrastrar por cantos de sirenas neoimperialistas y, con todos los respetos, absurdas. Si venciera la opción de abandonar la UE, habría que volver a negociar su integración. Pretender revivir en cierta medida aquella potencia colonial no tiene sentido. Y pretender revivir esa política de alianzas compensatorias del Reino Unido con distintos países de la UE, para obtener ventajas en su juego europeo, tampoco. No merece la pena comentar que la Commonwealth de ninguna manera puede compensar las pérdidas que sufriría el Reino Unido al dejar de pertenecer a la UE. Son sueños desvariados de un conjunto de viejos lunáticos, así calificados por un amigo, influyente abogado británico, en un reciente congreso, de los muchos que me tocan asistir en Londres. Es más, el Brexit afectaría a las relaciones de otros miembros relevantes de la Commonwealth con el Reino Unido, como India, Sudáfríca, Canadá o Pakistán, que ya no verían en Reino Unido la influencia que hoy en día tiene.
 
Siempre se puede pensar, así lo hacen los que defienden el Brexit, que un Reino Unido fuera de la UE, al recuperar sus aportaciones netas, y muchas competencias propias de un país, más allá de la que todavía conserva, se vería menos sometido a la presión migratoria, al poder aplicar controles más duros al resto de países de la UE, que dicho sea de paso, aportan la mano de obra cualificada, y no tanto, que necesita Londres u otras ciudades británicas. En el ámbito internacional defendería sus posiciones como país, acudiría a los foros internacionales como miembro permanente del Consejo de seguridad de la ONU, como socio en el FMI, el Banco Mundial, etc., aunque algunas de estas posiciones pronto serían seguro replanteadas por el resto de socios. Podría poner más en valor su softpower, que tanto les gusta, y al que, con perdón, pocos prestarían mucha atención.
 
Tampoco seamos muy duros, desde 1898 ha pasado más de un siglo y todavía por aquí no hace mucho se nos oía hablar de imperios, grandezas, destinos universales, etc., conceptos que han pasado a mayor gloria, después de tantas decepciones y en un ejercicio de realismo inevitable al que España se ha visto sometida en el acontecer del siglo XX y en estos comienzos del siglo XXI. Reino Unido perdió Hong Kong frente a China en 1997, y la mayor parte de sus colonias después de la Segunda Guerra Mundial. Todavía hay muchos británicos que vivieron el fin del imperio, entre otros su Majestad la Reina.
 
Rubén García-Quismondo, Socio Director de QUABBALA, Abogados y Economistas
 
VozPópuli, 12 de junio de 2016
 
Consecuencias de un posible Brexit
Por Brexit entendemos la posible salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) como miembro de pleno derecho, como resultado del referéndum que se celebrará en el país el próximo 23 de junio. Miembros muy relevantes del Partido Conservador en el Gobierno, los Torys, están a favor de la permanencia del Reino Unido, entre ellos el propio Primer Ministro, David Cameron, que está haciendo una intensa campaña a favor de la permanencia en la UE. Pero también destacados miembros de dicho partido, como por ejemplo el paradigmático exalcalde de Londres, Boris Johnson, que prácticamente está liderando la campaña en contra dentro del partido conservador. En el partido laboralista, Labour Party, hay defensores y detractores, empezando por el apoyo dubitativo a la permanencia en el UE que le presta su nuevo líder, Jeremy Corbyn, aunque en el partido laborista la salida de la UE nunca ha tenido muchos defensores y ha sido una cuestión minoritaria.
 
Qué duda cabe que este debate interno de Reino Unido está sirviendo para que toda la UE reflexione sobre sus vínculos con ésta, aunque no hay ningún país que realmente se esté planteando su permanencia, excepto la rica y minúscula Dinamarca, que por razones obvias no tendría la relevancia del Reino Unido, la segunda potencia económica de la UE, seguida muy de cerca por Francia, que supera en población al Reino Unido, pero no en importancia económica.
 
La consulta sobre el Brexit sucede al mismo tiempo que en el norte de Europa se multiplican los populismos de extrema derecha, Austria el más reciente, pero también Alemania, Holanda, Finlandia. En el sur, crecen los populismos de extrema izquierda, España, Italia, Portugal y Grecia. En Francia avanza el Frente Nacional. También en Reino Unido se está produciendo un movimiento similar, con el incremento del UKIP, un movimiento de extrema derecha, con tintes xenófobos, ajeno a la tradición británica de tolerancia y democracia, pero que está aumentando su influencia en las elecciones que se celebran, sobre todo a nivel municipal y regional.
 
La salida del Reino Unido de la UE, si triunfara el Brexit, se produciría en el plazo de dos años
 
Por tanto nos encontramos con la democracia característica británica, en la que los miembros del mismo partido, sea el conservador o el laborista, mantienen posiciones enfrentadas en público a favor y en contra de la permanencia en la UE. Y un debate que trata de polarizar a la sociedad, frente a un avance del populismo de extrema derecha que resta votos al partido conservador, cuyo primer ministro ha convocado este irresponsable y derrochador referéndum, por no gestionar adecuadamente el euroescepticismo dentro del propio partido conservador, y el incremento inevitable de la extrema derecha y la xenofobia que se está generalizando en el norte de Europa, frente al populismo rampante de extrema izquierda del sur de Europa.
 
Hay distintas sensibilidades dentro de los países que constituyen la unión, el Reino Unido. En Escocia son mayoritariamente favorables a la permanencia, mientras que en Inglaterra la opinión está muy dividida, y lo mismo sucede en los otros dos países que lo componen: Irlanda del Norte y País de Gales. De los 64 millones de habitantes del Reino Unido, más de 53 viven en Inglaterra, un 85% de la población. Hablando sólo de Inglaterra, no del Reino Unido, las opiniones están muy divididas, ya que en Londres se es mayoritariamente favorable a la permanencia, mientras que en otras regiones la división es mucho mayor.
 
El primer punto que debemos destacar es que de salir un resultado favorable a la salida de UE, esta no se produciría de forma inmediata, sino en el plazo de dos años que se ha establecido para negociar su salida. Sus consecuencia económicas, jurídicas, internacionales, etc. serían tan importantes para el resto de la UE y Reino Unido, que se debería producir una larga negociación que llevará a la desconexión del Reino Unido del resto de la UE como Estado miembro, pero no de todos sus tratados. Pese a los aproximadamente 15.000 millones de euros que el Reino Unido aporta neto al resto de la UE, las consecuencias, en balance, serían negativas para la economía británica, aun no siendo desastrosas en el corto plazo, sí lo serían en el medio y largo. La pérdida de importancia relativa del Reino Unido a nivel global, y en la UE en particular, sería extrema; pasaría a ser un miembro poco relevante de la comunidad internacional sin remedio, compuesta por grandes países o bloques; UE, EE UU, China e India, formando Reino Unido parte del resto, con una cada vez e inexorable menor importancia, tanto estratégica, como económica, militar y, por supuesto, política.
 
En esos dos años de periodo transitorio, se deberían plantear la devolución de la capacidad de negociación del Reino Unido de tratados internacionales, una de las pocas competencias exclusivas de le UE, junto con el derecho de la competencia. Más del 80% del desarrollo legislativo de cualquier país de la UE procede de Bruselas, sea por la transposición a derecho interno de directivas, o para la aplicación como norma interna de los reglamentos aprobados por la Comisión Europea.
 
Los favorables al Brexit ven el mundo de color de rosa: no estar en la UE pero beneficiarse de su mercado de bienes y servicios
 
Este punto es uno de los que gusta menos en Reino Unido. El aluvión de normativa de la UE, que en su mayor parte no es objeto o no puede serlo, del llamado Opting out (cláusula de excepción) por el que el país puede decidir, en determinados casos, si una normativa de la UE, directiva, es o no aplicable a su territorio. Es el caso de buena parte de las directivas relacionadas con los llamados derechos sociales, en concreto la regulación del mercado de trabajo, derechos sindicales, etc. Esto no quiere decir que los británicos no tengan derecho del trabajo o sindicatos, que por supuesto los tienen, y muy detallados, pero en algunas ocasiones con menores requisitos, o burocracia que muchos de ellos dirían, que el resto de la UE.
 
Como tampoco gusta y, por tanto, está siendo muy debatido estos días, la llamada burocracia europea, ajena, hasta cierto punto, a los principios democráticos, por el llamado déficit democrático de la UE, que regula sin un control más directo de un parlamento nacional y, hasta cierto punto, sin tener en cuenta la elección democrática de la población, que es algo especialmente sensible en el Reino Unido, por la fuerte influencia política y económica del liberalismo, y por su extrema, refinada y desarrollada democracia participativa.
 
El Reino Unido, no olvidemos, tiene una larga tradición de no pertenencia a tratados de la UE, no sólo por el Opting out mencionado, sino por no estar integrado en el euro, -permanece la libra esterlina-; por no haberse adherido al Tratado de Schengen, manteniéndose las fronteras en la entrada de ciudadanos del resto de la UE en Reino Unido y del Reino Unido en el resto de la UE. Algo que también ocurre en otros países como Suecia o Dinamarca, porque no quieren, o en países que no cumplen los requisitos económicos y financieros, como la mayor parte de los países del Este. Otro caso es el de Suiza, que pertenece a Schengen pero no a la UE.
 
Y aquí surge otro fuente de debate en el Reino Unido: ¿Pueden dejar de ser miembros de pleno derecho de la UE, como ya no lo son de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), al no tener el euro como moneda, pero firmar un tratado de libre comercio con el resto de la UE? Incluso el extremo: ¿Podrían, como Noruega, aportar fondos a la UE, y aplicar aquellas directivas que consideren beneficiosas, pero no estar obligados?
 
Soy de los que piensan que el Brexit no sucederá
 
Los favorables a la salida de la UE ven el mundo de color rosa: no estar en la UE, pero sí beneficiarse de su mercado de bienes y servicios. Eso sí, sin dar libertad de establecimiento o circulación, o al menos limitarla, como de hecho ya han conseguido con el último paquete negociado por David Cameron con el resto de la UE, antes del referéndum, y del que, por cierto, ya casi nadie habla.
 
La salida supondría la renegociación de la libre circulación de servicios y mercancías, así como la aplicación o no y en qué nivel, de aranceles aduaneros; normativas que podrían impedir el comercio internacional (barreras no arancelarias) sean técnico sanitarias, o de homologaciones técnicas. Y no olvidemos los efectos jurídicos de no pertenecer a la UE a los que se verían sometidos los despachos de abogados de la City y el resto del Reino Unido, ya que las sentencias de los juzgados y tribunales británicos ya no serían obligatoriamente reconocidos por el resto de los países miembros, como sentencias de un país miembro de la UE y, por tanto, de obligado cumplimiento en otro país de la UE, en aplicación del Reglamento Roma y Bruselas I. Esto supondría un durísimo golpe a los acuerdos sometidos a la Ley inglesa, tan comunes en acuerdos de refinanciación, acuerdos en emisión de deudas, fusiones y adquisiciones, paquetización de activos y pasivos, etc. Y que son una fuente inmensa de riqueza para los despachos y entidades financieras del Reino Unido, que vienen realizando una labor de extensión de sus leyes, a pesar de los inmensos costes jurídicos de la City. Los operadores económicos de otros estados miembros, empresas, ciudadanos e instituciones, perderían una gran seguridad jurídica al reconvertirse un derecho completamente ajeno al acervo comunitario.
 
En resumen el daño reputacional a los agentes económicos, a la seguridad jurídica de los negocios jurídicos, los efectos sobre el libre establecimiento, la libre circulación de bienes y servicios, el libre establecimiento, la vuelta a los aranceles u otros tipos de barreras no arancelarias de todo tipo de normativa, la necesidad de volver a renegociar acuerdos internacionales, serían tan severas e incalculables, que son prácticamente imposibles de cuantificar y delimitar. Si triunfara el Brexit, quedarían por delante dos años de arduas y agotadoras negociaciones.
 
Por tanto, si uno va desgranando las desastrosas consecuencias económicas, financieras y legales, sólo puede llegar a la conclusión de que en esos dos años el Reino Unido volvería a renegociar una incorporación a medida del país en la UE, de la que los euroescépticos pretenden obtener una ventaja económica y de influencia. Es un debate populista, de los acostumbrados en la UE en los últimos tiempos.
 
Todavía hay muchos británicos que vivieron el fin del Imperio, entre ellos su Majestad la Reina
 
Es una vuelta a añoranzas imperialistas, todavía vivas en la psique de buena parte de la élite británica conservadora, y no tan conservadora, que no se hace a la completa idea de la inevitablemente pérdida de influencia a la que está sometida la propia UE, y, por supuesto, cada uno de sus grandes Estados miembros, grandes potencias estratégicas, políticas, económicas, y culturales del pasado muy reciente, todavía hoy con mucha más influencia de la que se prevé tendrán, y que sólo en el marco de la propia UE, a través de ella y de hacer valer sus opiniones dentro de ésta, puede y podrán recuperar parte de dicha influencia.
 
Soy de los que piensa que no sucederá, los británicos en su mayoría no votarán a favor del Brexit, aun siendo un resultado muy reñido. El pueblo británico es cultivado e independiente, brillante en muchos aspectos, que no se deja arrastrar por cantos de sirenas neoimperialistas y, con todos los respetos, absurdas. Si venciera la opción de abandonar la UE, habría que volver a negociar su integración. Pretender revivir en cierta medida aquella potencia colonial no tiene sentido. Y pretender revivir esa política de alianzas compensatorias del Reino Unido con distintos países de la UE, para obtener ventajas en su juego europeo, tampoco. No merece la pena comentar que la Commonwealth de ninguna manera puede compensar las pérdidas que sufriría el Reino Unido al dejar de pertenecer a la UE. Son sueños desvariados de un conjunto de viejos lunáticos, así calificados por un amigo, influyente abogado británico, en un reciente congreso, de los muchos que me tocan asistir en Londres. Es más, el Brexit afectaría a las relaciones de otros miembros relevantes de la Commonwealth con el Reino Unido, como India, Sudáfríca, Canadá o Pakistán, que ya no verían en Reino Unido la influencia que hoy en día tiene.
 
Siempre se puede pensar, así lo hacen los que defienden el Brexit, que un Reino Unido fuera de la UE, al recuperar sus aportaciones netas, y muchas competencias propias de un país, más allá de la que todavía conserva, se vería menos sometido a la presión migratoria, al poder aplicar controles más duros al resto de países de la UE, que dicho sea de paso, aportan la mano de obra cualificada, y no tanto, que necesita Londres u otras ciudades británicas. En el ámbito internacional defendería sus posiciones como país, acudiría a los foros internacionales como miembro permanente del Consejo de seguridad de la ONU, como socio en el FMI, el Banco Mundial, etc., aunque algunas de estas posiciones pronto serían seguro replanteadas por el resto de socios. Podría poner más en valor su softpower, que tanto les gusta, y al que, con perdón, pocos prestarían mucha atención.
 
Tampoco seamos muy duros, desde 1898 ha pasado más de un siglo y todavía por aquí no hace mucho se nos oía hablar de imperios, grandezas, destinos universales, etc., conceptos que han pasado a mayor gloria, después de tantas decepciones y en un ejercicio de realismo inevitable al que España se ha visto sometida en el acontecer del siglo XX y en estos comienzos del siglo XXI. Reino Unido perdió Hong Kong frente a China en 1997, y la mayor parte de sus colonias después de la Segunda Guerra Mundial. Todavía hay muchos británicos que vivieron el fin del imperio, entre otros su Majestad la Reina.
 
*Rubén García-Quismondo, Socio Director de QUABBALA, Abogados y Economistas

 

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REVISTA MONEDA ÚNICA – IMEX 2016

En su edición de mayo, la revista económica de negocios internacional Moneda Única, dedica un apartado especial a la Feria IMEX 2016 detallando desde las empresas que han estado en exposición, hasta las mesas redondas y los comentarios pertinentes de lo que ha sido discutido por sus ponentes.

 

Destacamos la contribución de D. Ruben Garcia-Quismondo, socio director de Quabbala Abogados y Economistas SLP, enseñada en la página 54 de la revista digital.